sábado, 3 de septiembre de 2022

El cuaderno perdido

Lo tenía por ahí, un blog casi en blanco y perdido. Lo puse en marcha el 1 de agosto de 2016 con el título de “El cuaderno de Fisac” y era eso, simplemente un cuaderno. Y en los cuadernos se escriben cosas y luego se arrancan las hojas. Así hice yo. Escribía cosas aquí y luego las trasladaba a otros de mis blogs como “Palabras inefables” o “AZprensa” y entonces, para que no estuviesen duplicados esos escritos, los borraba de aquí.
 
Pero he aquí que hoy decido dar una nueva oportunidad a este viejo cuaderno en donde dejaré algunos "destellos" al igual que esos flashes que lanza el cerebro cuando se va apagando, o esos parpadeos de luz de las bombillas cuando agonizan.

Ya estoy viejo y me queda poco de estar en este mundo. Lo que tenía que hacer, ya lo hice. Lo que tenía que escribir, ya lo escribí y tú puedes comprobarlo si pones mi nombre en Amazon; allí podrás ver la lista de todos los libros que he escrito.
 
Pero el corazón sigue latiendo y mientras lata, seguirá bombeando sangre y vida a todo el cuerpo. Al igual que él, ese otro “corazón” que es el alma del poeta y escritor, sigue latiendo y moviendo mis manos y dedos para seguir escribiendo. Mientras haya en mí un hálito de vida, voy a seguir escribiendo.
 
Lo mejor, ya lo he dicho, está recogido en todos mis libros publicados en Amazon, pero eso no quita para que siga escribiendo cualquier cosa que se me ocurra y esos escritos inconexos, como últimas palabras, los iré reflejando aquí. Simple distracción. Nada trascendente (bueno, quizás alguna vez sí).  


“No son coincidencias”: 

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