Vas caminando por el desierto a más de 50ºC y a tu
alrededor todo es arena, sin el menor rastro de vegetación o signo alguno de
vida. Cuando casi has perdido la esperanza divisas un punto verdor… y no es un
espejismo: es un oasis. Allí, en medio del desierto se alzan, de vez en cuando,
pequeñas parcelas de vida en donde se puede encontrar agua, vegetación, vida…
Eso es en la Tierra, en los desiertos de nuestro planeta, pero ¿qué sucede en
la Luna? ¿Acaso hay también oasis en la Luna?
Nuestro satélite es un cuerpo celeste sin rastro alguno de
vida. No hay atmósfera (en realidad sí la hay, pero es muy tenue) y las
temperaturas son extremas: Allí donde da el sol se elevan por encima de los
120ºC y allí donde la luz del sol no se refleja, descienden hasta los -170ºC.
¿Cómo puede haber vida en esas condiciones? Si estás en una zona soleada, te
abrasas, y si estás en una zona de sombras, te congelas, tanto es así que en
algunos cráteres, en donde nunca da la luz de sol se ha encontrado hielo (lo
cual, por cierto, es una buena noticia para futuras misiones tripuladas a la
Luna, ya que podrían obtener agua de allí).
En el constante estudio de la superficie lunar, la NASA detectó
en el año 2009 la existencia de unas grutas naturales, en realidad tubos
volcánicos que deja la lava al retirarse, tal como los que existen en muchos lugares
de nuestro planeta, algunos de ellos en las islas Canarias. (En la imagen superior, una de las cuevas de la Luna, y en la imagen inferior, una de las cuevas o tubos volcánicos de las islas Canarias).
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