Lo llaman “ultraderecha” pero no es otra cosa que “sentido
común”. La victoria de Meloni en Italia demuestra un deseo de los italianos por
recuperar el sentido común. Ya lo ha repetido Meloni en numerosas ocasiones: “Vamos
a potenciar lo que nos une, no lo que nos divide”.
Y cómo recuerdan esas palabras lo que sucede en España
pero al revés, ya que tenemos un gobierno de izquierdas (¿o deberíamos decir de
“ultraizquierda” toda vez que gobierna gracias al apoyo de la ultraizquierda de
Podemos, los separatistas catalanes y los exterroristas de Bildu?).
El gobierno español ha estado empeñado todo el tiempo en
potenciar lo que nos divide:
La memoria histórica (para que sólo quede memoria de un bando, no de los dos).
El feminismo radical (para lograr la supremacía de la mujer sobre el hombre).
El adoctrinamiento en la escuela cambiando la historia (“los musulmanes conquistaron España con tolerancia y respeto”).
El impulso al aborregamiento y el ataque descarado a la política del esfuerzo (se puede pasar de curso con suspensos y se penaliza el estudio y el esfuerzo).
La lucha para hacer desaparecer las familias, sustituyéndolas por grupos en donde cada cual sea independiente y pueda hacer lo que quiera sin ninguna disciplina salvo seguir las directrices de “papá Estado”.
El fomento del sexo sin control (esa bomba hormonal que es la píldora del día después, de venta sin receta, mientras que una simple crema para unos granitos requiere receta médica).
La confusión de la identidad personal (cada cual, sea niño o adulto, puede cambiar de sexo tantas veces como quiera y sin permiso, y puede ser niño, niña o incluso niñe).
La sanidad de la muerte (gratis total para abortar aunque sean menores de edad y sin consentimiento paterno, barra libre para la eutanasia que sale más barato que dar cuidados paliativos, etc.),
El falso ecologismo (cerrando centrales nucleares a pesar de que Europa ya las considera actualmente como “energía verde”; poniendo trabas a todos los proyectos para explotar nuestros recursos naturales; obligando a ganaderos y agricultores a acometer unas inversiones que les llevan a la ruina y nos hace depender de las exportaciones; etc.).
Los impuestos abusivos (la luz y el gas apenas si han subido de precio, lo que ha subido es ese nuevo impuesto que el Gobierno ha incluido en nuestros recibos y dice: “RLD 10/2022”, impuestos a las grandes fortunas para luego regalarle 130 millones al multimillonario Bill Gates, ataque descarado a aquellas Comunidades Autónomas como Madrid que quieren reducir impuestos, etc.).
La defensa de los delincuentes, con unas leyes que favorecen a los okupas en vez de proteger a los propietarios legítimos, unas leyes que dejan impunes a los delincuentes reincidentes, etc.
La politización de los jueces para conseguir que sean afines a su partido en vez de ser independientes.
La llamada a la inmigración ilegal para que haya mano de obra barata y quitar un peso de encima al resto de países europeos.
La manipulación de los medios de comunicación a los que sólo se permite dar una versión de los hechos a cambio de publicidad gubernamental y otras prebendas.
La manipulación de la opinión pública mediante la censura institucionalizada a través del popularmente conocido ya como “Ministerio de la Verdad” cuyo objetivo es que “sólo será verdad lo que diga el Gobierno”.
El sometimiento de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) para que censuren todo lo que vaya contra la línea editorial del Gobierno.
Etc., etc., etc.
Nuestro vecino Italia, ha dicho ¡basta ya! ¿Y España?
La memoria histórica (para que sólo quede memoria de un bando, no de los dos).
El feminismo radical (para lograr la supremacía de la mujer sobre el hombre).
El adoctrinamiento en la escuela cambiando la historia (“los musulmanes conquistaron España con tolerancia y respeto”).
El impulso al aborregamiento y el ataque descarado a la política del esfuerzo (se puede pasar de curso con suspensos y se penaliza el estudio y el esfuerzo).
La lucha para hacer desaparecer las familias, sustituyéndolas por grupos en donde cada cual sea independiente y pueda hacer lo que quiera sin ninguna disciplina salvo seguir las directrices de “papá Estado”.
El fomento del sexo sin control (esa bomba hormonal que es la píldora del día después, de venta sin receta, mientras que una simple crema para unos granitos requiere receta médica).
La confusión de la identidad personal (cada cual, sea niño o adulto, puede cambiar de sexo tantas veces como quiera y sin permiso, y puede ser niño, niña o incluso niñe).
La sanidad de la muerte (gratis total para abortar aunque sean menores de edad y sin consentimiento paterno, barra libre para la eutanasia que sale más barato que dar cuidados paliativos, etc.),
El falso ecologismo (cerrando centrales nucleares a pesar de que Europa ya las considera actualmente como “energía verde”; poniendo trabas a todos los proyectos para explotar nuestros recursos naturales; obligando a ganaderos y agricultores a acometer unas inversiones que les llevan a la ruina y nos hace depender de las exportaciones; etc.).
Los impuestos abusivos (la luz y el gas apenas si han subido de precio, lo que ha subido es ese nuevo impuesto que el Gobierno ha incluido en nuestros recibos y dice: “RLD 10/2022”, impuestos a las grandes fortunas para luego regalarle 130 millones al multimillonario Bill Gates, ataque descarado a aquellas Comunidades Autónomas como Madrid que quieren reducir impuestos, etc.).
La defensa de los delincuentes, con unas leyes que favorecen a los okupas en vez de proteger a los propietarios legítimos, unas leyes que dejan impunes a los delincuentes reincidentes, etc.
La politización de los jueces para conseguir que sean afines a su partido en vez de ser independientes.
La llamada a la inmigración ilegal para que haya mano de obra barata y quitar un peso de encima al resto de países europeos.
La manipulación de los medios de comunicación a los que sólo se permite dar una versión de los hechos a cambio de publicidad gubernamental y otras prebendas.
La manipulación de la opinión pública mediante la censura institucionalizada a través del popularmente conocido ya como “Ministerio de la Verdad” cuyo objetivo es que “sólo será verdad lo que diga el Gobierno”.
El sometimiento de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) para que censuren todo lo que vaya contra la línea editorial del Gobierno.
Etc., etc., etc.
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